miércoles, 5 de marzo de 2008
Incoherencias (imbéciles) 1: Che y pacifismo
Probablemente una de las cosas más tristes y lamentables que puede hacer un ser humano es ser incoherente. Y más serlo combinando actitudes y opiniones extrema y radicalmente opuestas por completo.
Al grano: va un joven universitario, engreidísimo en su compromiso ideológico, y se calza un par de iconos en su ropa: La efigie del Che Guevara, y el símbolo de la paz. Además, cambias cuatro opiniones con él y el pavo está en contra de la guerra, es antimilitarista, odia la pena de muerte... toda esa retahíla de cosas políticamente correctas que requieren cero reflexión y quedan de putísima madre entre la catetería roja y revolucionaria, claro.
Bueno, aparte de encontrarme ante un maldito indocumentado, me pregunto algo que me turba mucho más de lo que debería ¿ese pedazo de idiota ha pensado más de dos veces en lo que lleva?
Para muestra un botón: “Estoy en la manigua cubana, vivo y sediento de sangre” - carta del Che a su esposa el 28 de enero de 1957. Pacifismo, dicen.
Otro: Mensaje a la Tricontinental del Che Guevara en 1967: “El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar”. Podría estar extraído de La Chaqueta Metálica. Antimilitarista, sí.
Y uno más: El Che Guevara, tras la toma de La Habana supervisó y firmó cientos de penas de muerte (entre vencidos, simples sospechosos y pobres diablos que pasaban por allí) tras juicios sumarios sin defensa ni alegaciones. Humanitario ¿no?
Y paso de exponer aquí los asesinatos que cometió con sus propias manos por no aburrir. Pero vamos, documéntense que hay datos por doquier.
El Che fue un guerrillero nato falto de escrúpulos, una bestia para la que cualquier método se justificaba con el fin, un animal al que sólo querría tener de mi lado si tengo que ganar una revolución asesinando a destajo. Y con una dedicación (su habilidad estratégica ya es otro cantar) que lo convierten en un símbolo incompatible con el pacifista y con opiniones antimilitaristas o contra la pena de muerte.
Personalmente a mí, que me parece más o menos razonable la pena de muerte y que la guerra no me quita el sueño y me parece hasta necesaria en ocasiones... a mí podría no caerme mal ese pedazo de imbécil y asesino hijo de puta.
Pero esa panda de gilipollas que lo asocian a símbolos completamente antagónicos jodiéndose a sí mismos el mito… lo han convertido en un símbolo pop equiparable a la vespa.
Y he expuesto el caso con un joven universitario por darle la excusa piadosa de su inmadurez, pero anda que no hay adultos talluditos así de imbéciles por ahí sueltos. Estoy seguro de que si el Che se los pudiese cruzar, les incrustaba su propio pin a tiros en el pecho.
Y yo que aplaudiría.
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