miércoles, 29 de octubre de 2008

El Efecto Manolete


Gran concepto acuñado por mi querido amigo Bittor que consiste básicamente en que “si no sabes/quieres torear, pa qué te metes”.
Bueno, el caso es que él le ha puesto nombre a un tipo de incoherencia casi consagrada ya como norma de conducta en estos tiempos que corren.
Por ejemplo, el caso es que desde hace un tiempo algunas asociaciones de guardias civiles están luchando y protestando para dejar de ser Instituto Armado, pasar a ser civiles, convertirse en policías y recuperar derechos como la huelga, manifestación, asociación, etc, que ahora no disfrutan por su condición militar.
Y aquí viene la pregunta de Bittor: Si ya lo sabíais, imbéciles, ¿para qué cojones, entonces, os hacéis Guardia Civil, panda de gilipollas? ¿Porqué no se hicieron policías, los muy retrasados? ¿Y todos los que se quedaron sin plaza porque ellos se empeñaron en ocupar una que luego no quieren aceptar? ¿por qué no los denuncian y exigen su expulsión del cuerpo y que se saquen a concurso nuevamente esas plazas? Y sobre todo, si ya tenemos policía y ellos pasan a ser lo mismo ¿para qué diablos los queremos? Aquellos compañeros a los que les quede algo de vocación tenían que hacerlos correr delante de las porras en una de esas manifestaciones…
Pero hay más ejemplos del Efecto Manolete por todos lados:
Los vecinos de Barajas están peleando y protestando y montando pollos desde hace años para pedir el cierre nocturno del aeropuerto o su traslado al cercano Campo Real. Y la historia es la misma: Entonces ¿por qué cojones se compraron una casa en Barajas? ¿es que no había más pueblos en Madrid para vivir? y ¿cómo pueden ser tan cabrones de desearles el mal que ellos buscaron a los vecinos de Campo Real? ¿es que en ese pueblo son más gilipollas que en Barajas y se tienen que comer el aeropuerto porque sí?
Y así a bote pronto (me flipa esa expresión, no sé porqué) se me ocurre uno a mí solito: Todos los rescates financieros de grandes empresas quebradas, los fondos de ayuda a la banca en USA y Europa, etc. ¿Por qué todos tenemos que pagar el pato de los ineptos que han llevado a la quiebra sus empresas? ¿cómo se atreven todos esos banqueros capullos a exigir la caridad de todos los habitantes del país para salvarles el culo? ¿quién coño se creen para no dimitir cuanto antes y rendir cuentas ante sus accionistas? ¿por qué sus accionistas lloriquean mendigando los rescates y no cargan contra los consejos de administración para exigir responsabilidades y mandarlos de cabeza a la cárcel? ¿es que alguien obligó a accionistas, clientes y directivos a meter su dinero en esos sitios? No, claro que no. Entonces ¿por qué todos los demás tenemos que sacarlos del hoyo?
Reivindico el Darwinismo (teoría tan consagrada por lo visto) para solucionar todo esto: La supervivencia de las empresas y bancos más fuertes. Los que se tengan que ir a la mierda ¡que se vayan!
Más coherencia y menos Manoletes.

martes, 28 de octubre de 2008

Apuesta por McCain


Sólo queda una semana, Obama arrasa en todas las encuestas, en todos los debates, en todas las tertulias periodísticas, entre la opinión pública mundial, en todas las barras de bar, entre los actores, intelectualoides y demás cantantes y, por último, en todas las redacciones periodísticas españolas.
Bueno, pues me voy a mojar contra todos los pronósticos: va a arrasar McCain. No va a ganar simplemente, sino que va a arrasar. Mínimo por más de un 5%.
Esto es muy sencillo y quizás, como siempre en estas cosas, sobran datos y falta sentido común entre tanto analista barato: ¿Crisis y aventuras políticas? Venga ya. La gente es conservadora en los malos momentos y un altísimo porcentaje de las simpatías por opciones atrevidas o revolucionarias siempre dejan de ir a votar llegado el momento.
Obama es cambio y no control, es negro y no blanco, es bueno por conocer y no malo conocido…
No ganará por mucho que el periodismo español no pare de jalearlo. ¿O ya nadie se acuerda de Kerry?
Y si me equivoco y gana, entonces hablaremos de lo nada que van a cambiar las cosas en USA y en el mundo (ni falta que hace), esté uno u otro.

viernes, 24 de octubre de 2008

Una recomendación nada recomendable


Hace tiempo que lo conozco y que lo leo, pero como últimamente lo he redescubierto, voy a copiar un episodio al azar del libro “Historias del Savoy” de José Luís Alvite. Juzguen ustedes mismos:

“Cada vez que se incorpora al Savoy una corista nueva, Ernie le ofrece una sencilla recepción, la invita a cenar a su mesa y le hace unas cuantas precisiones. Se trata de puntualizar la filosofía del trabajo. Les dice: «No cometas el error de querer dejar tu huella desde el primer día. A los tipos que vienen por aquí lo que les interesa de tu pie no es la huella, nena, sino el zapato. Y en cuanto a tu aspecto, métete en la cabeza que no estás aquí para vender Biblias sino para impresionar al público.
Te quiero decir que conserves tus lunares, si los tienes, y no te obsesiones con el dermatólogo. Pertenecemos a un mundo en el que un lunar todavía no es una patología». A muchos les parecerá un criterio machista pero las cosas hay que verlas en su ambiente natural. Al público del Savoy lo que le interesa de las coristas no es su cociente intelectual sino la carnalidad de su peinado. A veces las coristas tienen un momento de ternura y de ensimismamiento y les da por escribir. La pobre Terry Shelton lo hacía a menudo aprovechando los descansos. Ernie Loquasto se quedaba mirándola y me decía: «En esto precisamente consiste la magia de la carnalidad y del espectáculo». Ernie se refería al instante en el que, en el punto más hondo de su abstracción, la pobre Terry subrayaba su Biblia con el lápiz de labios.
Esa mezcla de pensamiento y perfidia surge a menudo en las literarias mujeres de Jardiel, que nos retrata a sus venéreas hembras envueltas en un halo de obstetricia y heliotropo. Y así era también aquella Polina Suslova que arrastró a Dostoievski por los casinos de Europa llenándolo del inefable gozo de la flaqueza. Muchos grandes hombres sucumbieron encantados a esa extraña pócima tan femenina que se fabrica mezclando adecuadamente la poesía y la mercería, la felación y el Ave María. Chopin disfrutó con la misma angustia.
Un piano no está completo si en su cola no se pudre el alma de una mujer capciosa, una de esas sofisticadas mujeres a las que el palco de la ópera les sienta como un biombo.”


Quiero hacer notar que esta es la tónica general de todo el libro, el nivel no decae absolutamente nada en ninguna página. Es un talento fuera de serie, lejos del alcance del resto de mortales. Al final va a ser que sí hay algo inmortal entre los escritores de los últimos 50 años de este maldito planeta.

jueves, 23 de octubre de 2008

El dulce sabor de la crisis


Me encantan las crisis, quizá porque seguramente no he sufrido ninguna en mis carnes, pero es de lo mejor que puede pasar en una sociedad (siempre que la crisis sea temporal, y no argentina).
Es una catarsis necesaria, de renovación, de depuración, no sólo económica, sino (y ahí está el quid de la cuestión) social y moral.
La gente en tiempos duros se empieza a dar cuenta de las cosas que son realmente importantes, va alcanzando un criterio razonable en cuanto a lo que merece la pena y lo que no. Así, de repente, empiezan a quebrar como palillos todos esos negocios repulsivos, comercios infames y tiendas absurdas que en vez de “La Boutique de la Abuela” deberían llamarse “Chuminadas de la Prima”.
Me estoy refiriendo a las tiendas de mil jabones de colores y sabores, a los bazares de cosas modernas más falsas que sus dueños y que imitan trastos antiguos y sucios, a los restaurantes con veleidades que cobran por el alquiler del plato y los cubiertos más que por el alpiste aderezado que sirven, a las boutiques de chocolates que hacen cestitas de filigranas sacadas de una pesadilla de Candy Candy, a las tiendas de moda y complementos que venden brillos de bisutería a precio de metal del bueno…
Todo ese elenco de negocios de pacotilla, de vendedores de humo, de absurdeces sin sentido, van a irse a pique uno tras otro, como fichas de dominó, con las hojas del otoño, al primer soplo del viento purificador del invierno de la crisis.
Porque hasta los consumidores más idiotas, ante la escasez se vuelven más listos, más clarividentes, y ya no tienen tiempo ni dinero (gracias a Dios) para gastarlo en las chorradas de ayer.
Me alegro, mucho. Que venga la ruina y que venga pronto, quiero ver como la crisis devora la carroña de tanto profesional de la frivolidad.

jueves, 2 de octubre de 2008

Contra-patrocinios...


La publicidad tiene una revolución pendiente, y son los consumidores los que tienen que iniciarla. Aunque sea por divertirse, porque puede tener efectos espectaculares en los anuncios y se abrirían campos y caminos mucho más interesantes y atractivos.
Se trata de reaccionar en ambos sentidos ante un patrocinio, no sólo positivamente (como sucede ahora). Me explico: Si, por ejemplo, el Banco Santander patrocina a Hamilton y Hamilton me cae mal, me largo del Banco Santander.
Más ejemplos: Si soy antibarcelonista y el Barça lleva UNICEF en las camisetas, entonces apoyaré a cualquier organización humanitaria menos a UNICEF.
Si odio que corten las películas en la tele, jamás compraré nada que se anuncie en el medio de una película. Igual con el fúbol o la F1.
De esa manera, las marcas escogerían mucho más a quienes patrocinan, habría guerra de verdad entre las marcas cuando la hubiera entre patrocinados, las posicionaría mucho más (tendrían que mojarse) y no podrían patrocinar enemigos mortales (sería un chaqueteo inaceptable).
Así marcas como Adidas, por ejemplo, tendrían que apostar a una sola carta a la hora de vestir selecciones o equipos en la liga...
Y, no hace falta ni decirlo, la sociedad en general se beneficiaría de una publicidad más inteligente y estratégicamente pensada, de una mayor responsabilidad por parte de las marcas y de tener la última palabra gracias a actitudes que premian o castigan en el mercado.
Como todo lo que se me ocurre, nunca pasará ¿no?