lunes, 20 de julio de 2009

En ocasiones, leo no-muertos:


“[...] En cierta ocasión, un veterano de la policía científica de Nápoles me explicaba cómo los killers de la Camorra imitan a los de las películas:

¡Hoy, después de Tarantino, ya no saben disparar como Dios manda! Ya no disparan con el cañón recto, lo tienen siempre inclinado hacia abajo. Disparan con la pistola torcida, como en las películas, y esa costumbre provoca desastres. Disparan al bajo vientre, a las ingles, a las piernas; hieren gravemente sin llegar a matar. Así, siempre se ven obligados a rematar a la víctima disparando en la nuca. Un charco de sangre gratuito, una barbarie del todo supérflua a efectos de la ejecución.

Las guardaespaldas de las mujeres boss visten como Uma Thurman en Kill Bill. [...]”

Fragmento de Gomorra, de Roberto Saviano.

jueves, 16 de julio de 2009

Estado de bienestar VS países latinos


O lo que es lo mismo, funcionarios en España (Italia, Argentina, México, Portugal, Venezuela y tantos otros...)
A ver si nos enteramos de una maldita vez de que el estado del bienestar es ¡un invento escandinavo! ¡¡¡Y de que sólo puede funcionar allí!!! Y con reticencias.

Son países con una educación y modo de vida que enaltecen desde el principio el sentido del deber en sí mismo, y que jamás han tolerado la picaresca como divertimento y ejemplo social de actuación. Por eso en sociedades así formadas, puede llegar a colar el que un estado con funcionarios a su cargo para cubrir servicios comunes es beneficioso para toda la sociedad, siempre que se cumpla algo esencial: que sea más o menos rentable.
Pero ¿aquí? ¿en España (sí, en toda España)? ¿en una sociedad latina? ¡Venga ya! ¿quién puede creérselo? Lo de “funcionario” (que funciona) tiene que ser recochineo, coño... Si aquí esos jetas no es que no sean rentables, ¡es que son ruinosos!
Tenemos millones de burócratas cobrando una pasta gansa en relación al trabajo que realizan. De hecho, para algún malpensado poco informado, el balance trabajo neto/sueldo, podría llegar a parecer un robo y todo el cuerpo de funcionarios del Reino de España una colección de ladrones.

Porque en nuestra cultura el sentido del deber apenas existe, porque en nuestras sociedades la picaresca es de listos y está bien vista, porque en nuestros países, por lo visto, que una gran parte de la población viva a costa del resto sin dar un maldito palo al agua por el hecho de haber aprobado una oposición, es algo totalmente aceptable. Porque además, ser funcionario es algo vitalicio, algo casi no fiscalizable, algo que te sitúa por encima de los demás, algo que te da cancha para robar tiempo y dinero a tus conciudadanos. Y además, para tener con los contribuyentes que pagan un trato vergonzoso.

Es paradójico, pero por culpa de nuestros funcionarios, nosotros no deberíamos tener funcionarios; ellos mismos demuestran su inutilidad.

A ver si lo vamos pillando: el estado del bienestar no es para nosotros porque la función pública en nuestra sociedad es una puerta abierta a los vagos, golfos y apandadores. Los que lo aguantamos, somos los más idiotas de la historia administrativa mundial.
Y todo esto es simplemente una tragedia más de las que afligen a este país. Eso sí, consentida y, por tanto, bien merecida.

miércoles, 15 de julio de 2009

La enfermedad como atractivo...


Una persona con salud frágil es un ejemplar humano defectuoso que la naturaleza habría condenado a la desaparición para que sus genes no enturbiasen la evolución. Todos lo sabemos, es incontestable, pero la gente alardea de su mala salud, sus achaques, sus defectos y demás, con toda desvergüenza ante quien sea.

Resulta que estar enfermo es motivo de conversación completamente desinhibida, pública, participativa... y tener dolencias crónicas es algo interesante y apasionante en cualquier conversación; el número de pastillas que se ingieren, lo terrible que le ha dicho el doctor, lo muchísimo que se sufre todos los días...
Ir a revisiones médicas periódicas sin tener aparentemente nada es algo habitual y socialmente reconocido (prudencia, dicen), cuando en lugar de ello debería ser reprobable por despilfarro, por falta de confianza en uno mismo y por debilidad general tanto mental como física.

Pero es que hemos convertido en normalidad, e incluso en reconocimiento social, algo que debería ser digno de oprobio y que, en buena lógica, debería esconderse. Los signos de enfermedad o de debilidad no deberían ser alentados y jaleados, y jamás normalizados, sino silenciados, ocultados y ser motivo de vergüenza y humillación como ser vivo. Ir al médico debería hacerse casi con nocturnidad y en secreto por miedo al “dirán que mis genes son una mierda”. Pero no, hacen lo contrario y lo gritan a los cuatro vientos.

Si todo fuese como debería ser, y como de hecho es en todo el reino animal, nuestra vida diaria cambiaría; no habría sobremedicación, no habría hipocondrías, no se despilfarrarían millones de millones al día en pruebas médicas innecesarias, no habría ni un tercio de las bajas laborales que hay, la atención médica sería seria, eficiente, pulcra y rápida... y sobre todo, honrada.

Pero no son más que sueños porque, definitivamente, esta especie quiere involucionar y extinguirse como sea.
Ya, es que ni pena me da.


PD: A lo mejor, con unos cuantos médicos de cabecera como este, humillando a la gente y a salvo de demandas, la cosa iba cambiando...

martes, 14 de julio de 2009

Procreación y civilización


No pueden ir de la mano. Imposible. Tener hijos tiene que ser forzosamente un signo de barbarie propia de una especie primitiva y en absoluto evolucionada. Y por ende, propio de individuos poco sofisticados y con una cosmovisión vital fuera de los parámetros de la evolución intelectual propia de una especie racional.

Y la mayor prueba de ello es que para un individuo con toda su vida satisfactoriamente solucionada, tener descendencia suele ser más un deber o una imposición social o cultural que una genuina necesidad personal. También puede haber algún tipo de tara de difícil definición, porque vamos a ver, ¿quién con una vida plena y satisfactoria puede decir que necesita la aparición de otros individuos, que lo van a hacer emocionalmente dependiente, que van a consumir gran parte de sus recursos, tiempo y habilidades? Es un absurdo.

Se me puede argumentar que si la evolución de una especie racional desemboca en el fin de la procreación, entonces firma su suicidio como especie. Bueno, y qué. También alcanzaría por fin la perfección en una generación al menos; la última. Sería un canto del cisne, pero canto al fin y al cabo. Yo ya he llegado tarde para considerarme parte de ella (muchos de mis coetáneos ya están pariendo como primates), pero aún podría ver a la luminosa generación que alcance ese hito.

Es paradójico, pero es que no veo otro camino. De hecho, las sociedades a medida que avanzan en tecnología, cultura, progreso, sofisticación... es decir, en civilización, reducen su reproducción drásticamente, incluso por debajo del índice de reemplazo de las generaciones (menos de 2 hijos por pareja). Normal. De hecho, es posible que la razón por la que seamos la única especie racional del planeta, sea la extinción voluntaria de las que alcanzan ese grado de superioridad.

Si el progreso se resume como un avance hacia la felicidad de los individuos, ¿acaso su mayor triunfo no sería acabar con la mayor de las taras para conseguirla? ¿es que lo lógico no sería librarnos todos del terrible castigo que supone dedicar la propia vida a la de otros? ¿es que no sería de biennacidos agradecer el inmenso don de la propia vida aprovechándola al máximo sin cadenas autoimpuestas? Y sobre todo ¡es que es una cerdada! ¡¡los padres les limpian el culo a los hijos!! ¡¡¡qué asco!!! y además les aguantan vómitos, eructos, escupitajos, meadas... ¿pero qué imbécil puede creerse que tener descendencia compensa eso? ¿qué clase de deficiente puede imaginar que es feliz desempeñando ese papel? ¿qué tipo de humanoide defectuoso puede creer que eso es otra cosa que la degradación más lamentable y su completa humillación como individuo? ¡¿Es que no saben ser felices por sí mismos?!

Es que es inmoral, diablos. Es impresentable que alguien acabe dedicando su vida, una vida única y exclusiva, a un régimen de esclavitud de facto, en pro de quien, a fin de cuentas, no es más que un perfecto desconocido del que no sabe ni qué tipo de persona es o será, pero cuya insaciabilidad, modales y parasitismo pintan realmente mal. Tener hijos debería ser ilegal, directamente.

Yo, como mínimo, pediría una moratoria de unos 10 años sin nacimientos en todo el mundo para estudiarlo seriamente. Y si después de ese tiempo la respuesta es que hay que procrear, impondría una extensión de la moratoria por otros 10 años para volver a pensarlo bien.

Es que coño, al final los críos no sólo estorban a los inconscientes de sus padres...

viernes, 10 de julio de 2009

La NY de la globalización


Sorprendente, sí, mi reciente viaje a Nueva York. Ciudad absolutamente recomendable por otra parte, sean cuales sean los gustos de quien sea: siempre encuentras lo que sea que busques.

Bueno, el caso es que en mi primera visita a la capital mundial, dicen, de la globalización, me he quedado impactado por lo irónico y paradójico del asunto, porque curiosamente, lo más globalizado que pude encontrarme allí no fue la comida basura, la música, los medios de comunicación... es decir, lo que se espera en un primer momento que sea la bandera de la uniformización cultural mundial, sino al revés: todo lo que se supone alternativo, diferente, exótico o revolucionario.

Es decir, que así como en todo el mundo se comen perritos calientes y hamburguesas, me van a permitir que afirme que en ningún lugar del mundo se hacen como se hacen en Nueva York.
Pero en cambio, el barrio del Soho de NY, el de Little Italy, el de Chinatown, la zona de Meet Packing... se parecen como gotas de agua a todos los barrios de artisteo, de inmigrantes, de corrientes alternativas, reconvertidos en foco de cultura, modernitos... de todas las malditas grandes ciudades del planeta.

Así que las bobadas snobs que se oyen de continuo a los que vuelven “impactados” por todos esos sitios, babosadas del tipo de “es increíble, un sitio único, inquietudes que fluyen, un bullir de gentes y actitudes, nuevas tendencias...”, pueden ustedes saltárselas como quien oye llover, porque para experimentar esas mismas transfiguraciones del ánimo, sólo tienen que acercarse a los barrios chungos de sus propias ciudades a hartarse de cultura barata de suburbio (en Madrid, por ejemplo, valgan Fuencarral, Chueca y Lavapiés). Culturetilla, por cierto, inventada ya enterita (hoy en día todo eso se limita más a refrito vintage que a otra cosa) desde hace décadas y con nada nuevo que contar.

Resumiendo: De Nueva York, ciudad que no hay que perderse y que merece más de una visita, hay que ver lo único que sí es de verdad diferente y único en el mundo: los rascacielos, los maravillosos puentes, el ambiente de las grandes avenidas, los perritos y las hamburguesas, el Metropolitan Museum y el de Historia Natural, la Estatua de la Libertad y empaparse un poco de la curiosa y especial (aunque corta) historia de una ciudad mucho más que especial.

Todo lo demás arriba dicho, es tan accesorio y banal como los sentimientos que te impulsarán a apreciarlo. Tendrá su gracia, pero por sí solo no merece un salto de charco.

jueves, 9 de julio de 2009

Turismo Bélico


Esto es una idea de negocio que creo que puede tener mucho futuro por delante. No lo creo; estoy seguro.

Partimos de que tú, como buen occidental con tiempo y con dinero, no sabes ya qué hacer para pasar tus vacaciones de una manera diferente, original y excitante. El paquete “playa y montaña” está vistísimo, y ya has pasado tantas veces por puentings, barranquismos, caída libre... que llega un punto en que los ves como algo para niñatos inconsecuentes que se juegan la vida sin motivo alguno. Pero entonces, te ofrecen unas vacaciones en Afganistán, integrado en una de las guerrillas pastunes, participando en incursiones, escaramuzas, preparando atentados y dándote a la quema de aldeas, al saqueo y a las violaciones masivas. Y todo por lo que costarían unas insulsas vacaciones en las insípidas playas de Bora-Bora (equipo bélico aparte, claro).

¡Es que no hay cojones a dejar escapar la oportunidad!

Y de eso se trataría: de montar una agencia de viajes turísticos, por supuesto con sede en algún paraíso fiscal, que ofrezca el verdadero deporte de alto riesgo: La guerra.

Es cuestión de organizarlo bien: Se cobraría en función del grado de implicación que desee el cliente (sólo mirar desde lejos, pegar algún cañonazo lejano, tirotear a mansalva, entrar al asalto, degollar prisioneros...). También se cobraría más en función de elección de bando, de plaza en cuartel general, del calibre de las armas, del número de incursiones, de los ajusticiamientos concedidos, de si se desea un grupo especial de operaciones... Por ejemplo: un ametrallamiento indiscriminado desde helicóptero es, evidentemente, más caro que un tiroteo de trinchera ¿no?

Incluso se podría ofrecer la posibilidad al cliente de conseguir una plaza entre los aldeanos que van a ser masacrados, para experimentar en sus propias carnes la parte trágica de la guerra si lo desean. Pa gustos colores, oiga.

Todo esto redundaría en unos ingresos extras para los grupos guerrilleros que los integraría legalmente en el entramado capitalista mundial, con las inmensas posibilidades que ello abre como exportación de sus causas entre los sectores más acomodados de la ciudadanía occidental y de captación de fondos para poder seguir luchando limpiamente por sus ideas; no tendrían que recurrir al narcotráfico, a la trata de blancas, al tráfico de armas y demás cosas horribles que tan mala prensa les hacen.

Seguramente, en los pacíficos países occidentales se crearían clubs de fans, grupos de fb y todo tipo de webs para implicarse, contando experiencias, aconsejando a noveles, apoyando unas causas u otras, pidiendo alianzas entre unos grupos y otros, intentando adivinar próximas ofensivas... Podría convertirse en el mayor pasatiempo mundial, con la increíble ventaja de que este juego ¡sería real! El sueño de cualquiera, vamos.

Pero es que quién sabe si se acabaría consiguiendo exportar los conflictos a países vecinos para ampliar las posibilidades, o inaugurar algo todavía inédito en nuestra historia como especie: una guerra entre dos continentes. ¡Hacer historia de verdad!

También se podría extender el modelo de negocio a las revueltas populares y a los golpes de estado en países en paz. De tal manera que si un grupo de presión quiere tomar el poder en tal país y le falta financiación, vende la información de la fecha del golpe para que la agencia explote los derechos de asistencia de manera confidencial para no levantar la liebre.

No sé, dejen volar su imaginación porque la proyección de la propuesta es casi infinita, y el éxito está asegurado.
Necesito un par de socios para montar la agencia... ¿alguien quiere forrarse?


PD: Tengo que agradecer la cocreación (¡palabro colado! me gano 3 copas :-) de la idea, al siempre estimulante y fecundo tándem que forman M1 y M2 (ya hablaremos de reparto de beneficios, chicas).