Contra todas las opiniones que últimamente encuentro a mi alrededor, deslumbradas por la belleza (el atractivo ya es más discutible) de la Bruni, Sarko no es más que uno de los mayores calzonazos conocidos de la historia reciente.
Pide perdón a su ex, mientras le suplica que vuelva con él durante las elecciones en un espectáculo vergonzoso de falta de dignidad y de personalidad ante medio mundo. Cuando parece que se redime un poco en la escala del orgullo masculino al terminar con su matrimonio (pero una vez instalado en el Elíseo, claro) y al liarse con una de las modelos más presentables del estúpido panorama pseudointelectualoide francés, lo termina de reventar todo casándose con ella... ¡en sólo dos meses!
Este no es el típico caso de “qué crack, se tira a la modelo”, es el típico de “qué crack, ha cazado al Presidente”. Sarko ha conseguido ser el único mandatario de todo el planeta que para llevarse a una modelo a la cama, tiene que casarse con ella.
Venga, va, ¿quién es el perrito faldero, y quien la que lleva las riendas?
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