jueves, 18 de febrero de 2010
La receta definitiva
Vamos con algo incómodo: el suicidio. Muchas veces se habla del tema y casi siempre se acaba en una tangente: Los suicidas frustrados. Los que fallan. Los que fracasan en su vida hasta cuando sólo tienen que quitarse de en medio.
Y una reflexión más que común es la de que "los que no lo consiguen es que realmente no quieren hacerlo".
Bueno, pues el otro día a raíz de una conversación más o menos así, recordé una noticia de sucesos que en su día me impresionó, leída hace más de una década en un periódico nacional. Era sobre un suicida. Sobre uno contumaz y con las ideas muy claritas. Resumiendo, este fue su método:
Se atiborró de pastillas, se cortó las venas, se metió en una bañera llena de agua caliente, sujetó con una mano un secador encendido sobre el agua y se pegó un tiro en la boca con la otra. Todo en menos de 3 minutos.
¿El resultado? Digamos que se quitó cuatro vidas de una vez.
Es que quien quiere, puede. Lo que me asombra es que no se le ocurriese emplear toda esa porfía en salir del agujero en el que estuviese metido en lugar de utilizarla para matarse.
Habría tenido más éxito. Seguro.
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4 comentarios:
Y no se injecto aire en las venas?
Y no metio pirañas en el agua?
Y no se ahorco con el cable de la ducha?
Y no estallo el baño con un explosivo casero?
Era la primera vez que lo hacia...no?.
Aficcionado...
Yo creo que habría hecho más o menos lo mismo, pero justo después de partirle la cara al hijo de Vito Corleone, por ejemplo. Por aquello de, definitivamente, no dejar ningún cabo suelto.
jajajjaajaa, a mí todo esto me recuerda un programa de radio en el que escuché la historia (supuestamente verídica) de un hombre que trata de suicidarse pegándose un tiro en el coche. Con tal "mala suerte", que la bala queda alojada en el cerebro, y el hombre, pasmado, austadísimo, sale del vehículo. Justo en ese momento, pasa por ahí un camión y lo arrolla, pero el tipo sigue sin morir. Es trasladado al hospital, con opciones de recuperarse. Lo que se dice un mal día, al menos para morir.
PD: Por cierto, ¿conoces los premios Darwin?
¿Los Premios Darwin? Sí, son una de esas cosas que hacen que valga la pena estar vivo...
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