Esto debió de ser algo así:
- Cliente: Quiero petarlo en Navidad con mis embutidos.
- Agencia: ¿Mensaje navideño + optimismo + crisis + embutidos
y fiambres? Ok.
...
- Agencia: Cogemos cómico, nos lanza el mensaje entrañable
navideño diciendo que saldremos de la crisis y esperanza y bla, bla, bla... y
ya está.
- Cliente: Ya, pero ¿y mis embutidos y fiambres?
- Agencia: Ahí está la clave, porque cogemos un cómico muerto.
¡Es un fiambre! Y el mensaje final será: "En Navidad, pon un fiambre a tu
mesa".
- Cliente: Pero...
- Agencia: ¡Es perfecto! un anuncio de humor negro, algo muy
nuestro (daquídespaña) para transmitirnos optimismo. Supercerrado. Redondo.
Y entonces el cliente dio cambios:
Se cargó lo del fiambre en tu mesa. Se cargó el humor negro.
Impuso un discurso ramplón y lleno de topicazos. Y para compensar el truño,
aceptó contratar a un montón de cómicos vivos y a un director famoso "para
que dé que hablar". Y la agencia recurrió a gracietas sobre la vida real
de los cómicos para intentar salvar algo.
Y lo petaron. Porque a la gente el orgullo vacuo e irracional le gusta, la gente lloró con
ello y lo viralizó conmovida, la gente compró más fiambre (objetivo conseguido) y además la agencia ganó premios
¡creativos! con él. Lo petaron.
Y este año han repetido esa fórmula 100% exitosa. Un poquito
más lacrimógena, eso sí, y un forzando la mano un poco más con el orgullo ramplón del populacho (público objetivo, al fin y al cabo).
Y lo están volviendo a petar. Y los hay que empiezan a
considerarlo una tradición navideña más de la telebasura que padecemos.
Desde luego, cada uno tiene lo que quiere.
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