lunes, 30 de noviembre de 2009

Memoria histórica para desmemoriados


Creo que en un futuro, la Ley de Memoria Histórica será recordada como algo parecido a la revolución cultural china, salvando las distancias y la trascendencia, claro. Pero la filosofía de origen es la misma: borrar de la historia todo aquello que no gusta para modificarla al antojo (algo típico de las sociedades adoctrinadas o esclavizadas).

Porque una cosa es quitar las placas conmemorativas de hechos belicosos o triunfos ajenos, cosa que siempre se ha hecho con más o menos fruición de tanto en tanto (así como nombres de calles, plazas, etc...) y otra muy distinta cercenar los escudos de los edificios públicos, que sellan la época en la que fueron construidos (hecho objetivo, no doctrinal, que no admite discusión alguna ni debería generar debate tampoco).

Es que puestos a hacer memoria histórica, yo pediría demoler inmediatamente la Puerta de Toledo de Madrid, levantada en honor de Fernando VII (primera fotografía) el peor rey de la historia de España, el monumento al mismo reptil real de la calle Toledo de Madrid (segunda fotografía) y tantos otros que habrá por las Españas.

Y, para que se vea que lo de eliminar escudos estatales sólo cabe en tiempos tan degenerados como los actuales y en sociedades tan aborregadas como la nuestra, en la tercera y cuarta foto se pueden ver los escudos republicanos de los edificios del Banco de España y de la Estación de Atocha de Madrid que ni siquiera Franco mandó retirar.

Pues eso, que o piqueta para todos, o para ninguno. Yo voto que para todos, que es un precio que merecería la pena pagar siempre que luego enterremos a tanto incoherente bajo los escombros... y que los enterremos vivos, ya puestos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

un día con tranquilidad y que haga buen tiempo, date un paseo hasta la parroquia de la concepción de nuestra señora (Goya 28) y deleitate con el cartel que se exhibe en la fachada... casi te diría que merece una entrada para el solo XcD

Manuel Bustabad - Vagón de Cola dijo...

Con todos mis respetos, es usted un equidistante (siempre he querido llamárselo a alguien).

Saludos