lunes, 1 de marzo de 2010

Evolución in vitro


Los bebés probeta, los productos de la fecundación in vitro, son un nuevo paso atrás en la, ya medio destruida, línea de la evolución humana.

Partimos de la base de que en una fecundación normal producto de una relación sexual a los óvulos les toca de uno en uno y ya está, vale, pero en el caso de los espermatozoides, de entre los millones que tienen que competir por detectar, correr, llegar antes al óvulo y fecundarlo, sólo llega el más capaz. El más capaz entre millones. Y eso es ser muy capaz. La selección natural darwiniana aquí es brutal, y quizá la estadísticamente más relevante de todas.

En cambio en una fecundación in vitro, es una persona la que selecciona un espermatozoide concreto de entre millones por criterios tan aleatorios como "está bien", "se mueve mucho", etc. O sea que al óvulo lo fecunda el esperma que a nosotros "nos parece bien", no el que la biología seleccionaría de modo natural.

Pero es que en otros muchos casos se coge una muestra de semen al azar, se mezcla con un óvulo en la batidora y se agita para forzar la fecundación. El resultado suele ser que varios espermatozoides fecundan casi a la fuerza y a la vez al óvulo sin haber hecho nada para merecerlo (todos los casos de trillizos, quintillizos, etc. producto de programas de fertilidad). Y así tenemos, no un individuo al margen de las leyes de la evolución, ¡sino varios! Y multiplicamos el problema.

Además, muchas veces individuos que la naturaleza ha evitado que se perpetúen (casos de esterilidad, de impotencia, de dificultades para la maternidad o la paternidad...), acuden a tratamientos para forzar la fecundación, violando así más aún los designios de la naturaleza que, ella sabrá porqué, no considera oportuno que tengan descendencia.

Y no quiero entrar aquí en el tema de los óvulos fecundados por espermatozoides de donantes anónimos, cuyo único requisito para donar es estar físicamente más o menos "sanos", aunque sean completamente incompetentes en cualquiera de los otros aspectos necesarios para encontrar una pareja sexual y reproducirse.

Así, este es el panorama resultante: miles de individuos naciendo cada día que la naturaleza jamás habría permitido existir, y que perpetuarán sus genes artificialmente mezclándolos con los genes de los "naturalmente aptos", devaluándolos y destruyendo así la línea evolutiva de la raza humana que seleccionaba a los mejores y extinguía a los peores.

Todo por la fecundación in vitro... ¿Es que todo esto no contradice las más elementales reglas de la evolución? ¿hasta qué punto vamos a seguir corrompiendo la herencia genética de la humanidad, tan costosamente conseguida a lo largo de milenios?

Si Darwin levantara la cabeza... Si es que nos vamos al hoyo biológico sin remisión, coño.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo bueno es que tú nunca tendrás esos problemas y tampoco pasarás a la eternidad :-)

Anónimo dijo...

Involución in vitro