martes, 24 de junio de 2008

El avión: un medio tercermundista


Cuento el caso de cualquiera que coja un avión hacia donde sea.
Este es el procedimiento: te sacas un billete on-line, pagas por adelantado (habría mucho que decir sobre los servicios de pago por adelantado en general), te hacen llegar una hora antes al aeropuerto, guardas una cola estúpida para que facturen tu equipaje, además, te dan la tarjeta de embarque (billete en cristiano, pero el lenguaje rimbombante es propio del medio), te diriges a una puerta determinada donde te miran la tarjeta, luego pasas un control de seguridad como si fueras a entrar en el pentágono y no en un bus con alas (que es lo que viene siendo un avión), una vez dentro de la zona de embarque (otra cosa que no debería de existir), te esperas un tiempo a que se abra el embarque, guardas otra cola, te vuelven a mirar la tarjeta (y te quitan la mitad), nueva cola en el pasillo, entras en el avión, te sientas en tu sitio, esperas con todo el avión a que le den pista, mientras te cuentan una cantidad ingente de chorradas de seguridad que no sirven para nada, el avión despega y se suceden una serie de recomendaciones sobre ponerse el cinturón, quitárselo, colocar esta bolsa así o asao, subir y bajar la bandeja, inclinar o no el asiento... Al llegar la cosa continúa, y te esperas a que acoplen un pasillo a la puerta delantera, como no usan también la puerta trasera tienes para 10 minutos de espera hasta dejar el avión, luego a esperar lo que les de la gana a que salgan las maletas por otro lado y por fin has llegado. Bueno, no porque los aeropuertos suelen estar en el quinto cuerno de las ciudades, así que entiéndetelas con el timo de los taxis (con tarifas especiales nadie sabe porqué) o con los transportes públicos. Una odisea.
Estas son las preguntas:
¿Porqué esas medidas de seguridad en un avión y no en los autobuses urbanos? ¿es que la vida de los pasajeros de avión vale más precauciones que la de los viajeros de autobús?
¿Porqué la Policía de un país controla a los que salen de él? ¿No debería haber control sólo para los que entran? Claramente sobra uno de los dos controles.
¿Porqué hay que facturar maletas? ¿Es que no se puede diseñar un avión en el que entres con tu maleta y la coloques donde sea? En los trenes sí son capaces de hacerlo. No puede ser un reto bajar el nivel de los asientos a costa de la bodega, ampliar los estantes de arriba, hacer un compartimento delante o detrás para colocar maletas grandes... No sé, pero ¡tiene que haber una solución!
¿Porqué es necesario sacar una tarjeta de embarque con tantos datos y que tardan en editar un cuarto de hora? ¿es que no se puede comprar un billete con el número de asiento y punto?
Sólo con solucionar esos cuatro trámites, no haría falta estar una hora antes en el aeropuerto y saldrías de él otra hora antes.
Pero las compañías aéreas, los aeropuertos y todos los que viven de la boba sopa burocrática (y que mantenemos con el precio de nuestros billetes) son incapaces de hacerlo. Porque son unos ineptos y la ineficacia personificada.
Espero que llegue un día en el que una compañía con sentido común monte su propia red de aeropuertos, mande diseñar sus propios aviones y haga los vuelos fáciles y sencillos para los viajeros.
A ver si son capaces en... pongamos 20 años. Lo dudo.
Y dudas que me asaltan: ¿De donde viene el glamour que rodea el aeropuerto y que parece justificar todas las estupideces y barroquismos que lo rodean? ¿Es que nadie se da cuenta de que una azafata no es más que un híbrido de camarera y acomodador de cine? ¿o que un piloto no es un comandante sino un mero conductor? ¿que un aeropuerto es una estación de buses un poco más grande...?
Pues no, nos revientan los viajes y encima nos gusta el cuadro. No tenemos solución.

PD: Una anécdota sobre la “seguridad”. Llevo 5 años viajando por más de 15 aeropuertos de todo el mundo con una navaja en el llavero y jamás se han dado cuenta. En cambio, siempre crea problemas ¡el tornillo de un mini trípode de mi cámara de fotos! En fin.

1 comentario:

Orosia dijo...

Totalmente de acuerdo. Yo haría una mención especial al aeropuerto de Barcelona, donde se tarda más en despegar que en el resto del vuelo. Ah, y también se puede entrar con tijeras. Menos mal que no soy una terrorista internacional ni nacional ni me ha dado por rajarle el cuello al piloto con el cortauñas.