viernes, 14 de marzo de 2008

Grande, ande o no ande...


Sí, el tamaño importa hasta en el arte. Pero mucho. Al final resulta que en la valoración de la máxima expresión de la cultura y de refinamiento humanos, juega un papel primordial algo tan estúpido como el tamaño.
Así, a bote pronto, empiezo por la mayor maravilla del mundo antiguo, del mundo moderno y de todos los mundos de la historia: La Gran Pirámide de Keops.
Es el mayor exponente de la teoría del tamaño. Empezando porque hay cientos de pirámides en Egipto, muchas más antiguas y muchas más curiosas. Pero claro, Keops la tenía más grande ¿no? Pues ya no hay nada más que decir, a aceptarlo y punto. A todo esto ¿alguien me puede decir qué mérito tiene hacer una pirámide? Tecnológico, desde luego ninguno. Una torre muy alta todavía puede caerse, pero es que una pirámide no se cae jamás, por definición. Sólo se trata de acumular piedras de más a menos y ya está. ¿Qué país me compra una pirámide mejor y más grande que la de Keops? Sólo necesito 50 años de tiempo y unos cientos de miles de esclavos y me marco una para fliparlo de verdad.
Pero por favor, si a un crío de 2 años lo sueltas con un juego de construcción de madera y a las primeras de cambio ya ha aprendido que el sistema 3-2-1 hacia arriba evita que se desmoronen las cosas. Si todavía los egipcios la hubieran hecho invertida... pero al derecho, valientes arquitectos que tenían. En fin.
Y sigo con unos cuantos ejemplos que refuerzan esta postura:
- Coloso de Rodas: Estatua tope de grande, sin más.
- Stonehenge: Círculos líticos más antiguos que ese, más complejos y mejores los hay a patadas por toda Europa. Pero claro, es que los pedrolos de este son súper enormes.
- Estatua de la Libertad: La original es pequeñita y está en París (y podía haberla diseñado Lladró). Nadie le hace ni caso. Pero como la copia de NY es enorme, es la admirada. Triste.
- Torre Eiffel: Como mecano es bonito, pero si no fuese por su tamaño, lo mismo, ni caso.
- Capilla Sixtina: Esta es más discutible, sin duda, pero que nadie niegue que el tamaño de los frescos es proporcional a la admiración que producen.
- La Esfinge de Giza: En Egipto debe haber miles de esfinges, muchas más antiguas, muchísimas mejor conservadas, infinidad de ellas más bonitas... pero la más importante es... lo adivinaron: ¡la más grande!
- Basílica de San Pedro: Si hubiese sido una capilla, no estaría en ninguna lista monumental.
- Acueducto de Segovia: Me gustaría ver colas de turistas sacándole fotos si tuviese sólo 2 metros de alto. ¡Sí es sólo un canalón!
- Guernica de Picasso: Porque derrochó pintura y metros de tela, pero vaya, que si fuese un cuadro de a metro y medio, tampoco estaría ahora hablando de él. Ni yo ni nadie.
- La Gran Muralla China: En su nombre está el mérito de esta simple tapia. Anda que no hay murallas mundo adelante mejor diseñadas y mejor construidas, pero claro, esta es a lo bestia. Además, es el mayor monumento a la estupidez y prepotencia humanas (en competencia directa con la Línea Maginot de los gabachos, claro): tanto esfuerzo para nada, efectividad cero, se la saltó todo el que quiso dar capones a los chinos. Nuevamente, sin pizca de mérito en cuanto a sistema constructivo o tecnología. Y mira, me ofrezco a montar otra que dejaría enana esa si me dan otros 50 años y 10 milloncejos de chinos funcionando a látigo limpio. ¿Qué país quiere tener un icono mundial? porque yo soy su hombre.
Sólo son ejemplos, pero cualquiera puede aportar muchos más que cumplen escrupulosamente la regla.
Al final, estoy viendo que la fórmula más segura para pasar a la historia del arte, se reduce al número de esclavos que tengas y lo grandes que sean tus cojones.

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