martes, 23 de febrero de 2010

La gran paradoja de la Torre de la Verdad


Me voy a marcar una parábola, un ejemplo... una manera de explicar algo gráficamente que hace que algo complicado parezca sencillo cuando no lo es en absoluto. O sea que ya sabéis; sólo sirve para entretener y para dárselas de maestro shaolin, pero ni se os ocurra hacer maldito caso, que las enseñanzas orientales nunca acaban bien en occidente (véase el caso Jesulín y su "es como un toro").

Bueno, el caso es que ante una discusión del esquema "esto es así y no así", la verdad y la mentira son como una torre de pisos, pero de pisos infinitos, en la que los pares serían los de "sí", y los impares los de "no". O sea que se alternan eternamente. Es decir, que siempre habrá un argumento superior, más complejo y mejor definido que desmentirá lo anteriormente dicho.

Por lo tanto... ¡Nunca se puede saber quién tiene razón!

Y aquí es cuando la repugnante ralea de pusilánimes que invade este planeta de mierda dirían que quizá deberíamos empezar a relativizar nuestras discusiones, nuestras opiniones... a escuchar al otro, a no creernos en la posesión de la verdad, alcanzar consensos y demás estupideces ¿no?

Pues no: lo que debemos hacer es todo lo contrario. Hay que despreciar absolutamente todo argumento que nos contradiga porque ¡tenemos un 50% de posibilidades de tener la razón absoluta! ¿O vas a renunciar a ella, idiota?

Así que hay que quedarse con la que más nos guste. Y punto.

Y aquí viene la moraleja del Gran Maestro Ninja: "Tú no tenel que buscal la sabidulía, perqueño escalabajo, lo que tenel que hacel es aplopialte de tu veldad y destlozal a los que quelel allebatáltela."

Toda la filosofía mundial desde que el hombre es hombre intentando encontrar La Verdad... y resulta que es así de sencilla: "Pa chulo, mi pirulo".

3 comentarios:

Ice dijo...

Ahora entiendo porque Gallardón ha plantado su pirulo en plaza Castilla...

Gladius dijo...

Exacto Ice. Es que eso de tener razón por cojones es muy fálico...

Elcanero dijo...

Magnífico post. Hacía tiempo que no leía uno tan soberbio, tan rotundo, tan enriquecedor. Y tu tesis supera con mucho al escepticismo, al relativismo y hasta al nihilismo, que quedan a su lado como notas 'conceptualistas' a pie de página. Magnífico post, he dicho.