jueves, 16 de julio de 2009

Estado de bienestar VS países latinos


O lo que es lo mismo, funcionarios en España (Italia, Argentina, México, Portugal, Venezuela y tantos otros...)
A ver si nos enteramos de una maldita vez de que el estado del bienestar es ¡un invento escandinavo! ¡¡¡Y de que sólo puede funcionar allí!!! Y con reticencias.

Son países con una educación y modo de vida que enaltecen desde el principio el sentido del deber en sí mismo, y que jamás han tolerado la picaresca como divertimento y ejemplo social de actuación. Por eso en sociedades así formadas, puede llegar a colar el que un estado con funcionarios a su cargo para cubrir servicios comunes es beneficioso para toda la sociedad, siempre que se cumpla algo esencial: que sea más o menos rentable.
Pero ¿aquí? ¿en España (sí, en toda España)? ¿en una sociedad latina? ¡Venga ya! ¿quién puede creérselo? Lo de “funcionario” (que funciona) tiene que ser recochineo, coño... Si aquí esos jetas no es que no sean rentables, ¡es que son ruinosos!
Tenemos millones de burócratas cobrando una pasta gansa en relación al trabajo que realizan. De hecho, para algún malpensado poco informado, el balance trabajo neto/sueldo, podría llegar a parecer un robo y todo el cuerpo de funcionarios del Reino de España una colección de ladrones.

Porque en nuestra cultura el sentido del deber apenas existe, porque en nuestras sociedades la picaresca es de listos y está bien vista, porque en nuestros países, por lo visto, que una gran parte de la población viva a costa del resto sin dar un maldito palo al agua por el hecho de haber aprobado una oposición, es algo totalmente aceptable. Porque además, ser funcionario es algo vitalicio, algo casi no fiscalizable, algo que te sitúa por encima de los demás, algo que te da cancha para robar tiempo y dinero a tus conciudadanos. Y además, para tener con los contribuyentes que pagan un trato vergonzoso.

Es paradójico, pero por culpa de nuestros funcionarios, nosotros no deberíamos tener funcionarios; ellos mismos demuestran su inutilidad.

A ver si lo vamos pillando: el estado del bienestar no es para nosotros porque la función pública en nuestra sociedad es una puerta abierta a los vagos, golfos y apandadores. Los que lo aguantamos, somos los más idiotas de la historia administrativa mundial.
Y todo esto es simplemente una tragedia más de las que afligen a este país. Eso sí, consentida y, por tanto, bien merecida.

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