martes, 17 de febrero de 2009

Las posesiones de todo un Señor Padre


Hay una cosa para la que sí son útiles los hijos: como piedra de toque para saber si sus padres son seres humanos dignos de admiración, emulación y respeto, o simples personajillos a los que quieren sólo porque les han dado la vida.
Bueno, pues centrándonos en los hijos varones... ¿qué respeto puede inspirar un padre cuyo armario más personal es el del baño y en él un chaval en plena pubertad sólo encuentra 3 tipos de cremas faciales, 5 ó 6 colonias, un gel exfoliante, champú para cabello suave y sedoso, loción crecepelo...?

Exacto: Ninguno.

Así que voy a hacer un favor, un enorme favor, a todos esos perdidos cuyos hijos están esperando llegar a los 15 años para empezar a despreciarlos y pasar de ellos como del agua un sábado noche.

Veréis, hay una serie de cosas que un hombre tiene que haber reunido a lo largo de la vida por el mero hecho de tenerlas, las haya usado o no, sepa usarlas o no; el caso es tenerlas todas metidas en un gran baúl, o en un enorme armario, o simplemente en un desván y siempre bajo llave. Ya se encargará el adolescente en cuestión en abrirlo tarde o temprano y registrarlo todo. Y el número de estas cosas que encuentre será directamente proporcional al éxito de su padre como modelo a seguir, independientemente de como sea, de la vida que lleve actualmente o de la que haya llevado.

Porque así se cimenta el respeto de un hijo a un padre, poseyendo todo esto:

Una bola de bolos, un bate de baseball con guante y pelota; balones de fútbol, rugby y fútbol americano, y cuatro o cinco trofeos viejos sin placa; stick de hockey sobre hielo; botas de fútbol con tacos de aluminio, espinilleras, casco de fútbol americano o de portero de hockey hielo, un piolet de alpinismo y guantes de boxeo; caña de pescar de mar (de mar, el matiz es importante), fusil de pesca submarina y una hélice de lancha; escopeta de cartuchos (con caja de cartuchos), cuchillo de supervivencia, navaja grande (prohibidas las mariconadas suizas de usos estúpidos), machete, hacha y un par de herramientas grandes y extrañas; una cadena gorda con candado grande (sin llaves) y grillete; bolsa de canicas usadas (entre ellas algunas grandes, otras de hueso y alguna metálica), par de peones con clavo (uno roto); cualquier gorra militar y botas militares; espada, sable o katana, un arco con flechas y cualquier arma exótica, primitiva y básica (tomahawk, cerbatana, maza, lanza, honda...); una motosierra, casco de obrero, un pico y maza; una calavera humana o de vacuno, un trofeo de caza (mayor, por supuesto) o una piel de tigre o de oso (¿blanco? ¡pues claro!), un cepo de cazar lobos, un collar de mastín con clavos, un látigo de domador, plumas de águilas y buitres y dientes sueltos de animales variados (terrestres y marinos); un taco de billar con estuche, una diana (real, no electrónica) con dardos de verdad, tapete de cartas, fichas de juego, dados de poker y unas cuantas monedas y billetes extranjeros y variados; un par de cajas de puros con alguno olvidado y vitolas prestigiosas y un cortapuros, mecheros a granel, un par de botellas a medias de bourbon americano y vodka ruso de marcas muy raras, un sifón, uno o dos cuadros/fotos de una mujer desconocida (alguna desnuda), un par de ligas distintas, una caja de lata llena de cartas de mujer (en idiomas variaditos, por favor), un bastón (mejor si es de estoque también) o dos, un smoking o frack antiguos (con chistera, la bomba), capa española, reloj de bolsillo con cadena, pasaporte extranjero sin foto ni datos y con hojas arrancadas, juego de ganzúas y un par de libros malditos (Sade, Miller, Nietzsche...); una lata de gasolina y una caja con cosas varias de taller y motor a boleo (rodamientos, carburador, bujías...); guitarra eléctrica o baquetas de batería y corneta o trompeta, camiseta heavy vieja negra y sin mangas; casco de moto, sombrero vaquero original, una máscara de gas y casco de piloto de combate; chupa de cuero, botas camperas, un cinturón de hebilla enorme y de piel de cualquier reptil de más de 3 metros, una muleta de torero, un hierro de marcar ganado y 10 metros de cuerda de cáñamo engrasada y con el nudo de horca hecho...

¡Y la puerta cerrada con alambre de espino!

Así que este es el consejo: Invierte en todo ello porque el día que un hijo tuyo lo encuentre dejarás de ser un simple papaito para empezar a ser un Señor Padre. Tú verás.


PD: Se aceptan más sugerencias, a ver si lo habéis pillado.

5 comentarios:

Winnie dijo...

Gladius...completita la lista completita. Yo no sé exactamente cómo un hijo puede no respetar a su padre. Claro está que yo tuve un modelo de padre excepcional. No envidio a mis hermanos que están criando ahora hijos adolescentes....¡qué dificil lo tienen!
El respeto siempre siempre debe existir entre los racionales e inteligentes seres humanos...pero es que no todo el mundo sabe ganárselo y a veces es difícil respetar...no sé si me he explicado. Besos y nos leemos.

Manuel Bustabad - Vagón de Cola dijo...

No sería verosímil esa lista de cachivaches sin un preservativo por en medio con señales de haber pasado semanas -o meses- en un bolsillo.

Un abrazo

Anónimo dijo...

lo dicho gladius un baúl sin mariconadas...vamos como los del mismo bilbao

oraqlo dijo...

jo, qué completita!
no se me ocurre nada que aportar

Gladius dijo...

Parece que han leído el post. Atención al bodegón del final del anuncio:
http://albordedelviaducto.blogspot.com/2009/02/con-lo-que-un-hombre-debe-vivir.html