martes, 22 de junio de 2010

¡Entrevista tú a la empresa!

Estamos en tiempos de parados, de crisis y, sobre todo, de entrevistas de trabajo.

Bueno, el caso es que un proceso de selección siempre suele mirarse desde la óptica de la empresa hacia el trabajador: cómo debe de ir vestido, qué actitud tomar, cómo preparar el CV, qué preguntas responder y cómo, cuánto dinero pedir, etc. Casi nunca se pone el ojo en el otro lado: la impresión que causa tu empresa a través de la entrevista de trabajo que hace. Y no es algo baladí ni mucho menos. Si hay un baremo fiable sobre cómo es una empresa, ese es el tipo de entrevistas de trabajo que hace:

Si (A) la hace el directamente el interesado en cubrir el puesto o (B) se encarga el departamento de RRHH, si (A) la entrevista es un par de encuentros o (B) una catarata de entrevistas con distintos agentes implicados, si (A) transcurre mediante una conversación razonable o (B) con un cuestionario compartimentado, si (A) se hace con una o dos personas o (B) ante tres o más, si (A) presentan también su empresa o (B) sólo preguntan por tus cosas, si (A) se interesan de verdad por la persona que tienen enfrente o (B) hacen las típicas preguntas estúpidas como "¿por qué quieres trabajar para nosotros?", si (A) el trato es cortés, educado y amable o (B) frío, agresivo y seco, si (A) la entrevista es relajada o (B) urgente y con prisas, si (A) las preguntas que hacen son oportunas y adecuadas o (B) preguntan directamente cuestiones personales fuera de lugar, si (A) el que me entrevista es inteligente, ágil y lúcido o (B) es torpe, desinformado y titubeante...

Las ganas de un trabajador de incorporarse a una empresa, sea la que sea, sea lo grande e importante que sea, pague lo que pague… se potencian o se esfuman con una entrevista. Porque las entrevistas de trabajo son recíprocas. Sí, señores: Re-cí-pro-cas. Y cuando quieres fichar a alguien bueno, más vale que tu entrevista le seduzca o se irá con la competencia y te quedarás con ese trabajador que no tiene más ofertas y se tiene que conformar contigo. Y no sé, corríjanme si me equivoco, pero... los procesos de selección se inician para conseguir al mejor que se encuentre ¿no?
¡Pues actúen en consecuencia y cuiden las formas, imbéciles!
Y la receta es muy sencilla. Sólo pregúntense: ¿cómo me gustaría a mí que fuese mi entrevista aquí?
Venga, inténtenlo. Aunque sea por el interés de su empresa.

Yo adelanto aquí que, salvo desesperación económica, jamás trabajaría en una empresa cuya entrevista no fuese "A" en todo. Y añado que tan sólo por el trato recibido por algún compañero en una entrevista, he renunciado a ir esa empresa cuando me han llamado para verme.

Porque una empresa sin educación, es una puta mierda de lugar para trabajar. Y punto.

1 comentario:

Pista y Pazza dijo...

Y es más, las empresas deberían grabar esas entrevistas "agresivas" para ver quñe clase de cretinos tienen en RRHH o sus sucedáneos.