miércoles, 19 de diciembre de 2012

No, ellos no han venido a vernos:


A veces hay que desmentir estupideces aunque sea para recordar las discusiones de la infancia:

No. los ovnis no existen.

Nadie ha visto jamás un ovni extraterrestre ni ha tenido contacto alguno con él. Y se desmiente con un mínimo de sentido común:

Punto de partida:

– La tecnología que sería necesaria para llegar hasta aquí desde cualquier loquesea habitado es descomunal y está totalmente fuera de nuestro alcance (por ahora). Nivelón. Sopas con ondas que nos darían a todos los niveles.


Y de aquí se deducen dos cuestiones de manera inmediata:

1 – Si han venido y quieren que les veas, aterrizarían en cualquier Plaza Mayor un domingo a las 12 del mediodía.

2 – Si han venido y NO quieren que les veas, te aseguro que no los verías de ninguna manera, so paleto.


Así que tienes dos opciones dignas:
1 - Pensar que existen pero no han venido.
2 - O pensar que existen y han venido pero nadie los ha visto ni detectado jamás (aviso de que esta es mucho menos digna).

Porque la tercera opción, pensar que hay paletos solitarios, pilotos colocados, pseudocientíficos pirados, pueblos enteros alucinados, civilizaciones pseudomágicas, etc. que los ven por casualidad y al despiste es ser idiota perdido.

Serlo, no parecerlo. Retrasado. Sí. Ton-to-del-cu-lo.

martes, 18 de diciembre de 2012

Historia apócrifa de un anuncio:


Esto debió de ser algo así:

- Cliente: Quiero petarlo en Navidad con mis embutidos.
- Agencia: ¿Mensaje navideño + optimismo + crisis + embutidos y fiambres? Ok.
...
- Agencia: Cogemos cómico, nos lanza el mensaje entrañable navideño diciendo que saldremos de la crisis y esperanza y bla, bla, bla... y ya está.
- Cliente: Ya, pero ¿y mis embutidos y fiambres?
- Agencia: Ahí está la clave, porque cogemos un cómico muerto. ¡Es un fiambre! Y el mensaje final será: "En Navidad, pon un fiambre a tu mesa".
- Cliente: Pero...
- Agencia: ¡Es perfecto! un anuncio de humor negro, algo muy nuestro (daquídespaña) para transmitirnos optimismo. Supercerrado. Redondo.


Y entonces el cliente dio cambios:
Se cargó lo del fiambre en tu mesa. Se cargó el humor negro. Impuso un discurso ramplón y lleno de topicazos. Y para compensar el truño, aceptó contratar a un montón de cómicos vivos y a un director famoso "para que dé que hablar". Y la agencia recurrió a gracietas sobre la vida real de los cómicos para intentar salvar algo.


Y lo petaron. Porque a la gente el orgullo vacuo e irracional le gusta, la gente lloró con ello y lo viralizó conmovida, la gente compró más fiambre (objetivo conseguido) y además la agencia ganó premios ¡creativos! con él. Lo petaron.

Y este año han repetido esa fórmula 100% exitosa. Un poquito más lacrimógena, eso sí, y un forzando la mano un poco más con el orgullo ramplón del populacho (público objetivo, al fin y al cabo).

Y lo están volviendo a petar. Y los hay que empiezan a considerarlo una tradición navideña más de la telebasura que padecemos.

Desde luego, cada uno tiene lo que quiere.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Quiero la camiseta del Che:

Si no fuera autorreferente, querría una camiseta con la imagen del Che vistiendo esa camiseta.
Y traduzco literalmente para los anglófobos como yo: "He asesinado vilmente a miles de hombres, mujeres y niños, y lo único que conseguí en toda mi vida de mierda fue que miles de idiotas, retrasados mentales y de putos payasos se pongan camisetas con esa cara de imbécil que se me queda cuando aparento afectada trascendencia".


PD: Y aquí, otra reflexión relacionada.