martes, 25 de noviembre de 2008

Corrupción en primera persona


Facilito una receta para tener una idea aproximada de la verdadera dimensión de la corrupción y la inmoralidad que reina (en todos los sentidos que queráis) en este país.
En cualquier situación o conversación, hagan la prueba. Pregunten quien puede decir que conoce con relativa seguridad, una sola administración pública, local, provincial, autonómica, nacional o internacional, que no esté salpicada por algún caso de corrupción.
Siempre que sale el tema, la conversación acaba siendo una especie de pique entre los casos que cada uno saca sobre su pueblo, sobre el lugar en el que veranea, sobre su ciudad de origen, sobre la capital... Jamás, jamás, jamás, se consigue que alguien se quede callado y no pueda aportar algún ejemplo ilustrativo.
El problema es que a nivel individual, todos los españolitos se creen que el caso que ellos conocen es el más terrible del país y que semejante nivel de desfachatez no puede existir en otro sitio. ¡Y ese es el error! No sólo existe en otros sitios, sino que es así de fácil ver que es la tónica general en todos lados.
Y aquí está el quid de la cuestión: Si todo el mundo en este país conoce, casi de primera mano, casos escandalosos de corrupción, al escalar el sistema veremos cristalino el verdadero mapa de España.
Pero no todo acaba ahí. Ahora trasladen la misma cuestión al mundo de los organismos oficiales. Y después de eso, vuelvan a replantearse el caso con el sector privado y a todos los niveles (laboral, económico...).
Y si aún les quedan ganas de vértigo, ahora piensen que por supuesto sólo se conoce la punta del iceberg.
Miedo, es lo que da.

2 comentarios:

oraqlo dijo...

sí, miedo y asco
te lo dice alguien que conoce bien la administración pública desde dentro, y que todavía nunca ha tenido pruebas suficientes en la mano como para ir a un tribunal, pero todo se andará...
no quiero ni imaginarme cómo será la cosa vista desde dentro en otros países en los que la corrupción va mucho más allá, no sólo porque esté más extendida, que es casi imposible, sino porque hay lugares en los que las vidas también son moneda de cambio, no sólo los billetes

Orfeu dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.